Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

Autoestima y autoamor

Cuando se dice que alguien tiene una autoestima alta se suele pensar que dicha persona es segura, decidida, valiente, etc., que actúa guiada por una claridad especial, y que quizá tiene éxito en todo, o casi todo, lo que emprende.

Yo no me vivo así a mí mismo.

A veces me siento seguro y otras inseguro, y a veces tengo mucha claridad, y otras, confusión.

A veces siento valor y fuerza para emprender algo, otras veces me siento frágil y lleno de dudas.

En ocasiones tomo decisiones que luego lamento, y muchas de las cosas que hago no salen como me hubiese gustado.

En fin, me reconozco muy humano y pienso que todavía, a mis 60 años, estoy creciendo, que soy una persona aún en construcción. ¿Será ésta una receta para mantenerse joven?

Para mí la autoestima es más bien lo que resulta cuando hay autoamor, autoaceptación y autoapoyo.

Reconozco mis dones y talentos, y me gusta apreciarlos cada vez más. Valoro aquello que llamo mis fortalezas e intento potenciarlas.

También reconozco muchas áreas dentro de mí en las que necesito y quiero seguir creciendo.

¿Cómo me relaciono conmigo cuando alcanzo algo que deseaba, o cuando logro aquello que me proponía? ¿Cómo lo celebro?

¿Cómo me relaciono conmigo cuando meto la pata? ¿Cómo me educo a mí mismo? ¿Cómo me hablo?

Si me doy cuenta de que me educo a través de juicios y críticas, ¿estoy dispuesto a descubrir qué es lo que me lleva a juzgarme (normalmente hábitos y sistemas de pensamiento egoicos heredados y/o aprendidos) para transformarlos y educarme a mí mismo de una manera más amable?

¿Cómo me relaciono conmigo cuando me siento inseguro o avergonzado, o cuando tengo miedo o ansiedad, o cuando experimento culpabilidad?

¿Cuando me comparo, me doy cuenta que la comparación es un mecanismo aprendido, y lo exploro en profundidad, aunque sea incómodo, para transformarlo con consciencia, paciencia y compasión?

Cuando las cosas parecen grises y surge la desesperanza, ¿escucho con atención las historias que me cuento y los futuros oscuros que imagino, e intento ver a través de ellos para darme cuenta que la desesperanza es el resultado de mi imaginación, y no de la realidad, porque lo desconocido trae consigo oportunidades inesperadas y regalos inimaginados?

¿Estoy pendiente de mis necesidades y tomo decisiones o hago peticiones a otras personas para intentar cubrirlas?

Te invito a hacerte las mismas preguntas.

Amarse a sí mismo, al igual que amar a los demás, no es tener sentimientos bonitos y agradables todo el tiempo.

Es un compromiso de autoaceptación incondicional.

Es un espacio interno en el que caben nuestras luces y nuestras sombras.

Es un compromiso de autoapoyo para gestionar nuestra vida.

Es estar pendientes de nuestras necesidades y tomar decisiones y llevar a cabo acciones para cubrirlas, y, cuando lo estimamos necesario, pedir apoyo a otras personas.

Es crecer en auto empatía y autocompasión.

Es sentir ternura y admiración hacia nuestra persona reconociendo todo lo que hemos hecho y todo lo que hemos superado hasta llegar a donde estamos.

Y, por supuesto, es una capacidad creciente de celebrarnos y agradecernos.

Todo eso, para mí, es autoestima.

 

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