
Duelo y Celebración – Dos caras de la misma moneda
Hace unos días murió alguien importante en mi vida. Tanto en el momento de su muerte, en un hospital, como en los días siguientes en la funeraria y en el entierro, había un dolor profundo en las personas más allegadas. También había mucho amor manifestado en forma de apoyo, compañía, cariño, afecto, solidaridad…
Son momentos en los que se vive la autenticidad de la vida en carne viva.
El duelo y la celebración están tan entrelazados que es difícil ver donde termina uno y dónde empieza el otro; como las aguas del río en su desembocadura a la inmensidad del mar. El agua salada que se mezcla con el agua dulce. El dolor del vacío con el que nos quedamos se mezcla con el agradecimiento y la celebración de la vida del que se fue.
Y en esa mezcla de dolor y celebración solo surge una palabra: GRACIAS. Una palabra que cuando se dice de corazón y llena de corazón, colma al espíritu con plenitud y vida.
Es en esa plenitud que se desdibuja donde se juntan el duelo y la celebración, el dolor y el amor. Y se hace palpable la Vida. Solo hay Vida.
La palabra Gracias, lo abarca todo. Abraza nuestros duelos y celebraciones. Porque en la vida, así como cuando el agua dulce se mezcla con la salada, es ahí cuando podemos decirle sí a todo lo que la Vida nos trae. Si la vida trae agua dulce y agua salada, yo quiero abrazar , recibir todo de la Vida, y no solo una parte. Y lo elijo, porque quiero vivir la Vida en todo su esplendor.
Gracias Gerardo
Gracias, Walter, por tu comentario. Sí, el sí a la vida es el sí a su grandeza.