Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

 

¿Somos violentos por naturaleza? (segunda parte)

Esperanza

La semana pasada escribí sobre la investigación que Robert Sapolsky hizo sobre el comportamiento de una manada de babuinos en Keekorok en Kenia. Esta es la segunda parte de esa entrada. Para leer la primera parte, haz click AQUÍ.

El descubrimiento que le dejó estupefacto después de que la mitad de los machos de la manada habían muerto, entre los que estaban todos los machos alfa, es que hubo un cambio en la dinámica social de los babuinos.

En la manada quedaron el doble de hembras que de machos, y los machos que no murieron porque no ingirieron la comida infectada eran machos tranquilos y pacíficos. Machos que no eran agresivos, que eran amables con las hembras y que estaban integrados socialmente en la manada.

Desapareció el bullying entre ellos y aumentó el cuidado mutuo. Pasaban gran parte del tiempo acicalándose los unos a los otros y socializando.

Cuando los babuinos macho llegan a la adolescencia, generalmente abandonan su manada y se unen a otras manadas. Cuando llegaban nuevos adolescentes machos a la manda de Keekorok eran adolescentes “típicos”, agresivos y malhumorados.

Después de 6 meses aprendían que en la manada de Keekorok había otros códigos sociales y, sorprendentemente, se transformaban y se integraban a la manera de ser de la esta manada: una manada donde los machos no eran tan agresivos, donde trataban bien a las hembras y donde no se le daba una patada a otro simplemente por estar de mal humor.

Sapolsky midió el nivel de estrés de los miembros de esta manada y descubrió que era bajo y que este hecho tenía un impacto muy grande en esta sociedad. ¿Tenían la tensión arterial alta? No. ¿Tenían niveles hormonales en el cerebro relacionados con estrés y ansiedad? No. Niveles bajos de estrés y ansiedad son un síntoma de bienestar y salud.

¿Cuáles son las lecciones de los babuinos de Keekorok? No muerdas a tus compañeros solo porque tienes un mal día. No los excluyas bajo ninguna de las circunstancias. La integración social es algo extraordinariamente importante. Y dar es tan importante, o más, que recibir.

Sapolsky dice, “Otra de las grandes lecciones que podemos aprender de los babuinos es que solo en una generación puede haber una transformación social radical. ¿Somos lo suficientemente humildes como para aprender de los babuinos?”

La manada de Keekorok no solo sobrevivió sin estrés, floreció. Y después de 20 años sigue floreciendo.

 

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