Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

 ¿La confianza es un estado natural?

A pesar de las dificultades y retos ante los que nos encontramos buena parte del tiempo, me atrevo a decir que la calma que da la confianza es nuestro estado natural.

Quizá no nuestro estado habitual, pero sí nuestro estado natural.

Si aprendes a observarte con atención, a observar tus pensamientos y a ser sensible a tus sentimientos, verás que los estados de angustia y desesperanza solo aparecen cuando imaginamos futuros donde nos vemos, en imágenes que surgen en nuestra mente, teniendo algún tipo de dolor o pérdida.

Jiddu Krishnamurti decía que no es posible tenerle miedo al futuro porque el futuro es desconocido y no es posible temer algo que no conoces. Lo que tememos, decía Krishnamurti, es a volver a vivir el dolor que hemos experimentado en el pasado, ya sea dolor físico o dolor emocional. El recuerdo de ese dolor es lo que se despierta ante una situación incierta. Y eso es lo que produce ansiedad y falta de confianza. Es decir, tenemos miedo a lo conocido; tememos que el pasado doloroso se repita. No tememos lo desconocido. Esto es algo que encuentro liberador, ¿no te parece?

Ante los múltiples retos que la vida me presenta, veo en mi interior que esto es así.

Cuanto más sensible y presente estoy a mi pensar y sentir, menos me atrapa el miedo, aunque no soy inmune a él. Soy un ser humano con recuerdos de experiencias dolorosas, como todo mundo.

Otra cosa que me ayuda es tener presente y recordar, que aun en momentos de mucha dificultad, siempre ha surgido el recurso, interno o externo, o el apoyo necesario para manejarlo. Esto para mí es muy importante. Es una especie de “antídoto” ante la incertidumbre.

La presencia, que es la luz que “evapora” los pensamientos catastróficos, y el recuerdo que el recurso y/o apoyo han estado presentes en momentos incluso muy difíciles, permiten que aflore en nosotros ese estado natural de confianza.

Te invito a recordar situaciones difíciles en tu vida y a tomar consciencia del recurso o apoyo que de repente surgió y que te ayudó a seguir tu camino, a pesar de la dificultad.

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