Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

 

¿Estamos ante un salto evolutivo?

Resolver conflictos de una forma pacífica no es cosa fácil. Nuestro sistema nervioso está programado a responder atacando, huyendo o bloqueándose ante una amenaza. También está programado a otroizar.

¿Qué es “otroizar”? Es una palabra que no existe en castellano, aunque en inglés sí.

“Otroizar” viene de “otherize”, que significa hacer que una persona o grupo parezca diferente. De esta manera es más fácil atacarlos, criticarlos, juzgarlos o sentirnos separados de ellos.

Este mecanismo ya estaba desarrollado en nuestros ancestros monos. Ante una amenaza, monos de la misma raza otroizaban” a monos de otro grupo o manada y esto les permitía llevar a cabo comportamientos violentos cuando percibían una amenaza.

Por eso, para nosotros, herederos de estos programas biológicos de supervivencia, es mucho más fácil empatizar con aquellas personas que identificamos como “nosotros” y más difícil empatizar con las que identificamos como “ellos”.

Esto se manifiesta en nuestra identificación con ciertos grupos como aquellos que tienen las mismas creencias religiosas, que son del mismo país, de la misma raza, etc.; incluso en cosas tan sencillas como los que son aficionados del mismo equipo de fútbol. ¿Reconoces en ti estas tendencias? Me imagino que sí, pues son parte de nuestro sistema nervioso.

Para dejar de “otroizar” tenemos que desarrollar una mirada más amplia para que aquel que parece otro lo veamos como similar.

Este es un proceso que se desarrolla en la parte más evolucionada de nuestro cerebro: el córtex prefrontal o neocórtex.

Es en esta parte de nuestro cerebro que se desarrolla la empatía, que es nuestra capacidad de ponernos en el lugar de otra persona e imaginar cómo está viviendo algo, aunque nosotros no lo estemos viviendo. Yo nunca he perdido una casa en un incendio, pero me puedo imaginar lo duro que puede ser esto para alguien que sí lo ha vivido.

Desarrollar cada vez más nuestra empatía para incluir a un mayor número de personas, aun aquellas que parecen muy diferentes, es, realmente, un salto evolutivo. Es llevar el desarrollo de nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso al siguiente estadio de nuestra evolución como especie.

Estamos viviendo momentos muy críticos y complejos; momentos en los que nuestra supervivencia como especie depende de este desarrollo. Nos encontramos ante un punto de inflexión delicado: o damos el salto o nos precipitamos al vacío. ¿Tendremos que evolucionar y convertirnos en Hommo Sapiens Pacificus para sobrevivir? Yo creo que sí. Está en nuestras manos.

 

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