Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

Foto de Lina Trochez en Unsplash

 

Hace poco un amigo me contaba que, en un momento dulce con su pareja, le dijo, “Me haces feliz”.

Esperaba una respuesta como “Y tú a mí” o algo así, pero la respuesta de su pareja fue “No quiero ser responsable de tu felicidad”.

Se quedó bastante decepcionado, comprensiblemente. No fue una respuesta muy romántica que digamos.

Pero da que pensar.

La frase “me haces feliz” es una expresión de celebración y agradecimiento. Pero quizá no sea la mejor manera de expresarlo.

Pienso que esta frase es realmente una descripción parcial de nuestra experiencia, y, de alguna manera, deposita la responsabilidad de nuestra felicidad en manos de la otra persona. Tal vez por eso la pareja de este amigo reaccionó como lo hizo (aunque he de reconocer que, desde mi punto de vista, podría haber actuado con más sensibilidad y tacto).

Es importante reconocer que hay personas que enriquecen mucho nuestra vida porque nuestra relación con ellas nos ayuda a cubrir muchas necesidades: cercanía, cariño, apoyo, comprensión, compañía, seguridad, tranquilidad, conexión, complicidad (realidad compartida), y muchas más.

Cuanto más reconozcamos lo que nos aporta la presencia de alguien en nuestra vida, más lo apreciaremos. Y de ello surgirá celebración y agradecimiento de manera natural.

Sin embargo, es importante no perder de vista que, aunque lo que hacen las otras personas tiene un impacto en nosotros, nosotros somos, en última instancia, responsables de nuestro bienestar.

Somos responsables de las decisiones que tomemos para cubrir nuestras necesidades. Somos responsables de mantener un compromiso con nuestro crecimiento y desarrollo. Somos responsables de cuidarnos y poner límites. Somos responsables del impacto de nuestro comportamiento en los demás. Somos responsables de nuestra pertenencia a la comunidad y de nuestra contribución al bienestar de otras personas.

Esto nos sitúa en el centro de nuestro poder personal.

Vivir empoderados de esa manera disfrutando a la vez de la contribución de otras personas a nuestra vida y de nuestra contribución a la vida de otros es una fuente de plenitud enorme.  

Recuerda: La calidad de tu vida depende de la calidad de tus relaciones. La calidad de tus relaciones depende de la calidad de tu comunicación.