
No te pelees con tus prejuicios. Mira detrás de ellos.
Nuestros ancestros sobrevivieron gracias al prejuicio.
Imagina que eres miembro de un clan en los albores de la humanidad.
Unos arbustos se mueven.
El grupo imagina que es el viento y sigue sentado alrededor del fuego.
De repente un depredador salta de detrás de los arbustos y devora a algunos miembros del clan.
Pensaron que era el viento y no lo era…
No lejos de ahí hay otro clan sentado también alrededor del fuego.
Se mueven unos arbustos y los miembros del clan piensan que es un depredador y salen corriendo.
Resulta que no era un depredador, sino el viento.
Su prejuicio les salvó la vida.
Como somos los descendientes de los seres humanos que sobrevivieron en la evolución de la especie gracias al prejuicio, éste es un mecanismo muy desarrollado.
El prejuicio les ayudó a nuestros ancestros a sobrevivir.
Luego, es algo tan integrado y desarrollado en nuestro sistema nervioso que no es posible deshacernos de él.
Así que no merece la pena pelearnos con nuestros prejuicios.
Lo que sí podemos hacer es “ponerlos en cuarentena”, observarlos y preguntarnos qué grado de verdad entrañan sabiendo que son generalizaciones que hace nuestro cerebro para cuidar de nuestra supervivencia.
Y lo que también podemos hacer es tomar nota de manera consciente cuando algo en la realidad “contradice” nuestros prejuicios. ¿No te ha pasado alguna vez que esa persona que juzgaste de grosera, un día te sorprende con una demostración de sensibilidad, amabilidad y consideración?
Nuestros prejuicios se activan cuando nos encontramos ante situaciones inesperadas o ante personas que percibimos como diferentes a nosotros: de otra raza, de otra religión, de otra postura política, de otra tendencia sexual, de otra generación, etc.
Incluso podemos tener prejuicios con respecto a nuestra propia persona.
Reflexiona: ¿Qué prejuicios reconoces dentro de ti? ¿Te peleas con ellos? ¿Te juzgas por tenerlos?
En la medida que reconozcas que estos prejuicios están dentro de ti y en tu apertura a mirarlos y examinarlos, podrás aumentar tu capacidad para resolver conflictos, con otras personas y contigo mismo o misma.