Reflexiones breves para pensar, sentir y comunicar

 

Tengo un trabajo que me encanta. Me encanta porque me puedo relacionar con las personas desde esa autenticidad bellamente humana que con frecuencia ocultamos detrás de nuestras caretas.

Los seres humanos en nuestro estado puro, con nuestras luces y nuestras sombras, nuestros talentos y dificultades, con nuestros anhelos y nuestros miedos somos tan bellos…

Gracias a que en este contexto en el que trabajo nos abrimos más y nos vemos como somos constato día a día que todos tenemos momentos frecuentes en los que sentimos ansiedad, miedo, soledad, dolor.

Maslow estaba equivocado. Nuestras necesidades básicas no son comida, agua y techo. Nuestras necesidades básicas son las sociales: conexión, pertenencia, comprensión, expresión, escucha, cuidado, calidez, empatía…

Nuestros malestares se deben principalmente a que no prestamos suficiente atención a estas necesidades porque a menudo ni las reconocemos. Nuestra atención generalmente se centra en esas necesidades que Maslow pensó que eran las básicas.

Y cómo no las reconocemos no hemos aprendido a desarrollar estrategias efectivas para cubrirlas.

El siguiente texto es un fragmento de un artículo titulado “Why Maslow’s Hierarchy of Needs Is Wrong” (Por qué la jerarquía de necesidades de Maslow está equivocada) de Anne Marie Vivienne.

Espero lo disfrutes y te aporte.

 

La famosa Jerarquía de Necesidades de Maslow nos dice que los humanos, para sobrevivir, primero necesitan comida, refugio y calor. Afirma que estas necesidades humanas son la base de una pirámide que conduce a la autorrealización.

Sin embargo, el profesor de UCLA e investigador de neurociencia social Matthew Lieberman argumenta que Maslow se equivocó. La comida, la vivienda y el calor no son la base de nuestras necesidades humanas.

En su libro Social: Why Our Brains Are Wired to Connect, Lieberman muestra cómo la ciencia más reciente revela que, por encima de todo, nuestros lazos sociales son la necesidad más esencial que tenemos para sobrevivir.

Después de todo, ¿cómo se supone que un bebé encontrará comida, refugio y calor por sí mismo? Los bebés humanos están absolutamente indefensos y deben depender de otros para su supervivencia, a diferencia de otros animales que nacen y pueden caminar y recolectar su propia comida en horas, días o meses.

Los bebés humanos tardan años en preparar su propia comida, moverse en su entorno y tener habilidades lingüísticas y creativas para comunicarse de manera efectiva y participar en una economía moderna. ¿Te imaginas a un niño pequeño tratando de caminar por una ciudad intercambiando alimentos u otros recursos?

Sí, necesitamos comida, refugio y calor para sobrevivir, pero ninguno de nosotros podría tener eso sin primero pertenecer a alguien que pueda garantizar que recibamos estos elementos fundamentales.

Anne Marie Vivienne (puedes leer el artículo completo -en inglés- AQUÍ)

Todo esto nos habla de la importancia que tienen para nosotros las necesidades sociales como pertenencia, conexión, apoyo, empatía, reconocimiento y contribución, entre otras.

La creencia que las necesidades primarias de los seres humanos son las de supervivencia hace que de alguna dejemos de priorizar las necesidades sociales pasando estas a un segundo lugar.

Esto tiene consecuencias serias en nuestro bienestar y explica, por lo menos en parte, el hecho de que una gran parte de nosotros experimente ansiedad, soledad y tristeza, a pesar de tener vidas relativamente seguras y cómodas.

Si queremos ser más felices, es necesario que empecemos a ver nuestras necesidades sociales como la base de una vida plena. De esta manera podremos tomar decisiones y encaminar nuestras acciones hacia la satisfacción de estas necesidades a nivel individual y social.

Recuerda: La calidad de tu vida depende de la calidad de tus relaciones. La calidad de tus relaciones depende de la calidad de tu comunicación.

 

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